sábado, 18 de agosto de 2007

Cuento (Gracias Marcela Paz por favor concedido).

Bufanda

Lanero, es un joven que tiene 13 años de edad. Hijo muy obediente de sus padres.
Un día su madre que estaba muy atareada con los quehaceres hogareños, le pidió a Lanero que fuese a comprar dos ovillos de lana, para tejer una bufanda que debía regalar por la mañana del día siguiente. Su madre le pidió que cuidase el dinero ya que era lo ultimo extra que le estaba quedando hasta fin de mes.
Lanero muy obediente fue al negocio que estaba en el centro de la ciudad Llego a la tienda, pidió el color encargado, la vendedora se lo entrego y le dijo: "Mira joven estos son los últimos ovillos que me quedan y no llegaran hasta la próxima semana.
Lanero no le dio mayor importancia a lo dicho, pago y se fue en dirección a su hogar. El joven penso que seria buena idea regresar a su casa en tren. El no contaba con que los bagones estaría repletos de personas y que viajaría junto a el un niño pequeño y muy inquieto, Lanero se fue de pie junto a la ventana que se encontraba abierta, quería sentir el viento que entraba por esta.
El niño en su hiperactividad empuja a Lanero y lo hace perder un ovillo el cual cae fuera del vagón. ¡Que pena ¡ Lanero solo alcanzo a tomar el final de la hebra mientras el resto de la lana flameaba al viento, y tristemente recuerda las palabras de la vendedora y el compromiso que tenía su mamá, es que decidió bajarse del tren una estación mas allá de lo sucedido y comenzó a ovillar la lana, mientras eso sucedía, justo a su lado se sentó una viejecita le pregunto: ¿cómo te llamas?, él respondió: Lanero y usted le dijo el joven, ella le responde Marina ,y ella le vuelve a preguntar: ¿qué te pasa joven? Me baje del vagón para tratar de recoger este ovillo que mi mamá me encargo y ¿cuál es tu problema. dijo la mujer? el problema es que ya recogí el ovillo pero el próximo tren pasa en 4 horas más y ya será tarde para que mi madre pueda tejer la bufanda que quiere regalar.
La viejita compadecida de Lanero haciendo uso de su gran experiencia tejeril le dice: no te preocupes, yo te enseño a tejer tu diseño mientras esperas el tren y la viejecita no solo le enseño a urdir, sino con un revés y un derecho a Lanero lo hizo feliz.
Este cuento paso por un zapatito roto y mañana te cuento otro.

2 comentarios:

Celes :) dijo...

Qué linda historia!
Gracias por compartirla con nosotras.

Besotes

Leydiana dijo...

Pilito:

Que lindo cuento, espero quenos traigas mas asi de bonitos.

saluditos para ti amiga